Patadas al Huso Horario y su costumbre



Este artículo fue publicado en la edición impresa y digital de La Opinión de Tenerife el 26 de enero de 2010. La imagen que la ilustra es de Óscar González, Nino.

Las plataformas televisivas digitales imponen la ley de sus horarios sin atender a razones. La movilización de los afectados puede ser la única medida de presión viable

Mi padre pronuncia algunos aforismos desde que tengo uso de razón, que sigue a rajatabla y defiende con vehemencia, a saber: está demostrado que el mejor helado del mundo es el de vainilla, al lado de Elvis cualquier cantante de Rock and Roll no tiene nada que hacer, y el mejor jugador de fútbol de la historia, con sobrada diferencia sobre sus conocidos perseguidores, ha sido Don Alfredo Di Estefano. En relación con el deporte rey tiene además otra máxima sobre el mejor horario para los partidos de fútbol de los domingos. Sin duda ese es el de las cinco de la tarde. Ya nos lo dijo Lorca, ¡Ay, qué terribles cinco de la tarde! ?

Lamentablemente la opinión de mi padre le importa un bledo y varios pimientos a la Liga de Fútbol Profesional, a las plataformas digitales de televisión y al resto de clubes de fútbol que juegan en la máxima categoría del balompié patrio. Pero no solo la de mi padre. También la de miles de seguidores de un equipo, que se ven abocados cada domingo a comportarse como escandinavos tras el cambio climático. Es decir, a comer a una hora absurda en nuestra cultura, a soportar los rigores del calor en la grada y a hacer colas eternas en las entradas, porque obviamente todos se agolpan para llegar a última hora con el gaznate saturado. Y ello porque comprar derechos sobre unos contenidos da carta libre para pisotear los de otros.

¿Recuerdan aquel cántico que hizo famosa una campaña publicitaria de una plataforma digital? "Me gusta el fútbol, los domingos por la tarde es la mayor de mis aficiones, con las faltas y lo goles se desatan las pasiones". Puede que pronto lo cambiemos por un "Desprecio el fútbol, los domingos por la tarde es la mayor de mis obligaciones, con la solana y las prisas se desatan las arcadas".

El problema triangular es el siguiente: las plataformas de televisión digital pagan los derechos televisivos y establecen el horario, la Liga de Fútbol Profesional hace de testaferro de aquellas para que no decaiga el negocio, y finalmente los Clubs de Fútbol, que viven de esos derechos televisivos, están obligados a cumplir el horario impuesto. A todo esto se suma que el Club Deportivo Tenerife es un equipo recién ascendido a primera, y su capacidad de influencia en el teatrillo de los clubes es idéntica a la mía en la junta de accionistas del Banco Santander.

Así que las soluciones posibles son las siguientes. La primera quedarnos como estamos sin rechistar y seguir sufriendo los rigores que nos imponen las televisiones de pago. La segunda esperar a que la diplomacia del club convenza a las plataformas digitales y a la liga, algo que actualmente parece remoto e improbable. La tercera, organizarnos de la única forma rápida que podemos, por ejemplo a través de las redes sociales, y amenazar con darnos de baja en las plataformas digitales en la campaña 2010-2011, que es donde les duele. Haciendo un cálculo rápido podemos restarles hasta catorce millones de euros de facturación anual. Todo esto, claro está, suponiendo que nos mantengamos en primera.

Por último podemos aficionarnos a la ópera, como mi padre, y rezar para que a algún iluminado no le dé por comprar los derechos para retransmitirla en Australia en directo, a nuestras cuatro de la madrugada.

Ricardo Tavío Gallo

 

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