Presidir Europa con churras, merinas y lo que quepa



Este artículo iba a ser publicado en la edición impresa y digital de La Opinión de Tenerife del 2 de marzo de 2010. Cambios en la dirección del periódico dejan su publicación y la de los sucesivos en standby hasta nuevo aviso. A pesar de que nos gustaría seguir colaborando con Erick Canino y el equipo que ha montado en el último año de momento no sabemos si esto será posible. Desde aquí queremos agradecer a Mourtauck y a Erick su amable invitación a participar en estos 14 artículos que hemos publicado semanalmente hasta la fecha. La imagen que la ilustra es, como de costumbre, del gran Óscar González, Nino.

El ejecutivo español se luce ante el Consejo de Europa con una nota que equipara la vulneración de la propiedad intelectual con la pedofilia y el racismo.

Para España ostentar la presidencia de la Unión Europea significa que, hasta el 30 de junio de este año de nuestro Señor, los representantes patrios en el Consejo y sus órganos subsidiarios (comités y grupos de trabajo) son los responsables de fijar el orden del día y de presidir las aproximadamente 3.000 reuniones que tendrán lugar en Bruselas y Luxemburgo, y las 300 que se celebran en España. Un gran encargo que, como pueden suponer, multiplica la repercusión de cada gesto, cada palabra, cada mirada y cada silencio de complicidad, respecto a casi cualquier materia de debate político. Y obviamente, de forma simétrica, también encierra la posibilidad de hacer el ridículo de forma internacional, y nos permite gritar a los cuatro vientos nuestra inoperancia, ignorancia o insensatez sobre cualquier asunto. Ya se lo dijo el Tío Ben al hombre araña: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”.

Saber estar a la altura de las circunstancias, esa rara virtud de los políticos de nuestros tiempos, no es exactamente lo que demostramos el pasado 19 de febrero, cuando el Gobierno español equiparó nada menos que la vulneración de la propiedad intelectual con cuestiones tan graves como la pedofilia o la propaganda fundamentalista y xenófoba. El polémico y desafortunado documento, se titulaba ¿Cómo combatir las violaciones de la propiedad intelectual y los contenidos xenófobos y racistas y de pornografía infantil en Internet? Lo que viene a ser mezclar en un mismo saco, churras y merinas con chernes, abades y pámpanos, bajo una falsa y pretendida apariencia de preocupación y coherencia. Esa fórmula de expresar opiniones de forma completamente indocumentada, que a veces funciona a nivel nacional porque la oposición tampoco tiene una propuesta definida, a nivel europeo es extremadamente grave para nuestra imagen. Por un lado porque dejamos claro que nuestra idea de Internet es apocalíptica, tergiversadora y tristemente limitada. Por otro porque el encargado de escribir un documento así no tiene absolutamente a nadie que le corrija, o peor aún, quien debe corregirle está de acuerdo con semejante memez.

En respuesta a este sancocho, la “Red SOStenible” creada en respuesta al Anteproyecto de ley de Economía Sostenible –del que ya nos hemos ocupado en otros artículos-, publicó un comunicado el pasado día 25 de febrero, que suscribo y en el que se puede leer que “El documento ha provocado indignación dentro del Consejo por su claro cariz propagandista y por el evidente intento de justificar a nivel europeo, a través de la burda criminalización, las operaciones de apoyo incondicional a los lobbies de la industria cultural que España quiere llevar a cabo dentro de su territorio a través de la DF1 de la LES.”

A pesar de que nuestro Gobierno ha demostrado una afinidad obscena con los grupos de presión de la cultura, afortunadamente en Europa tienen claro que la fórmula española de las sociedades de gestión de los derechos de autor y sus maniobras torticeras no son un modelo a seguir. Lo que no está tan claro es si como europeos, a pesar de la vergonzante nota española, podremos evitar sucumbir a los lobbies norteamericanos y su Informe 306, que nos cuelgan la etiqueta de pirata a toda la sociedad española. El objetivo es seguir presionando a favor de unas leyes de copyright hechas a la medida de su industria pero muy alejadas de los intereses tanto de los creadores europeos como de sus ciudadanos. Como dijo Pitágoras, “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”.

 

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