La insoportable neutralidad de la red



Este artículo fue publicado en la edición impresa y digital de La Opinión de Tenerife el 23 de febrero de 2010. La imagen que la ilustra es de Óscar González, Nino.

La neutralidad de la red comienza a sufrir ataques desde varios frentes. El valor de los contenidos y de la innovación se supeditan a los intereses económicos de los proveedores de acceso.

Los cortes de luz que sufrimos en Tenerife la semana pasada fueron provocados por varios temporales, que afortunadamente han encendido nuestras alertas naranjas -amén de provocar cuantiosos daños materiales- y lamentablemente han causado decenas de muertos en Madeira. Según el proveedor eléctrico los motivos de dichos cortes han sido varios, pero el principal es que las instalaciones de Unelco se han visto anegadas por el agua. Ahora imaginemos que los cortes de luz no fueran provocados por una fuerza de causa mayor como las borrascas, sino por el interés comercial de la compañía eléctrica. Por ejemplo, porque unos clientes con los que tiene suscritos contratos le resultan más interesantes que otros, y ello le obliga arbitrariamente a desabastecer de luz a unos mientras que premia a otros. ¿Qué clase de reacción tendríamos si esto fuera así? ¿Nos sentiríamos manipulados? ¿Protestaríamos?

A otra escala y en el ámbito de las telecomunicaciones, pero con las mismas repercusiones sobre los derechos de los ciudadanos, esto es exactamente lo que comienza a proponer la compañía Telefónica para nuestro país. Hace unas semanas su presidente César Alierta declaraba sin ningún recato que "los buscadores de Internet utilizan nuestra red sin pagarnos nada. Y es evidente que eso no puede seguir (...) Eso va a cambiar". Cuando dice nuestra red se refiere a la de Telefónica, olvidando que esa red, el antiguo monopolio, la hemos pagado todos los españoles con nuestros impuestos, vía subvenciones y facultades otorgadas al operador dominante, y a cambio de sus facturas abusivas y desproporcionadas para el servicio que prestan, a la cola de Europa en su oferta de calidad (velocidad de red) -precio. Y encima a nuestro ministro de industria la idea le parece interesante.

Esta propuesta indecente y demagógica, se hace saltándose un principio básico para el funcionamiento hasta ahora de Internet, el principio de neutralidad de la red, que promulga que toda información que circule por ella debe ser tratada por igual, independientemente de su origen, destino y contenido. De acuerdo con este principio la red debería estar libre de restricciones para asegurar la libertad de los usuarios. En palabras de Vint Cerf, co-inventor del Protocolo de Internet, "Internet fue diseñada sin ningún guardián sobre nuevos contenidos o servicios. Una suave pero aplicable regla de neutralidad de red es necesaria para que Internet continúe creciendo".

Volviendo al símil de la red eléctrica, ¿imaginan una red que solo nos permitiera afeitarnos con maquinillas Phillips o calentar la sopa con microondas Saivo? Si la red de Internet no es neutral acabaremos utilizando los servicios y consumiendo los contenidos que le interesan comercialmente al proveedor de servicios de Internet de turno, en este caso Telefónica. Por ejemplo, si Telefónica desarrollara un buscador propio, por malo que fuera, sería el que acabáramos utilizando. Ello porque tiene una clara capacidad de influencia en el funcionamiento de sus alternativas (Google, Bing, Yahoo, AskJeeves…) quienes podrían ver mermado, cuando no restringido, el acceso a sus servicios (lentitud, inaccesibilidad, caídas…). En definitiva, los usuarios perderemos capacidad de decisión, libertad de acceso y además se perderán los incentivos a desarrollar proyectos innovadores basados en la red, toda vez que el filtro del proveedor será quien determine qué servicios y contenidos son adecuados, competitivos o rentables.

El debate sobre la neutralidad de la red no es nuevo pero empezamos a ver posicionamientos claros de las empresas que tienen influencia en su evolución. Como siempre, el posicionamiento de los usuarios, hasta ahora sumisos y pasivos, seguramente será clave para evitar que Internet se convierta en esa cueva de intereses e influencias que es el mundo offline. Ustedes, ¿de qué lado están?

 

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